El año pasado, en vísperas de mi cumpleaños número 30, decidí que ese día lo quiero pasar haciendo algo único. Fiestas y borracheras he tenido muchas y sinceramente eso lo puedes hacer cualquier día.
La nostalgia de dejar los veintes atrás me puso a pensar en lo que he hecho con mi vida, las promesas que me he hecho a mi misma que nunca he cumplido o las he cumplido a medias, a decir verdad estaba un poco triste, llegué a los treintas sin haber cumplido si quiera la mitad de mis metas veinteañeras, pero después de un auto "coco wash" acepte la idea de que la edad realmente la tenemos solo en la cabeza y que puedo cumplir mis metas veinteañeras cuando se me pegue la gana, así que puse una enorme sonrisa en mi cara y le dije a mi esposo: "Mi amor, ya sé como quiero festejar mi cumple, quiero hacer algo que siempre he dicho - algún día haré- me quiero tirar en paracaídas de un helicóptero" y así fue como comenzó la idea de vivir una experiencia única cada año, el día de mi cumpleaños, por que "algún día" es hoy.
Este año mi esposo y su familia me regalaron una experiencia padrísima para mi cumple, ¡Pasar una noche en un hotel-iglú!
La compañía con la que fuimos se llama "Iglu-dorf" y tienen 7 locaciones, 5 en los Alpes suizos, 1 en Alemania y otro en Austria. Nosotros fuimos a una de sus locaciones en Suiza en el área de Gstaad en la estación de ski Saanenmöser.
Llegar al hotel iglú suena más complicado de lo que es, la estación de ski Saanenmöser se encuentra a un poco más de una hora de Berna en carro, también puedes llegar en tren aunque toma casi el doble de tiempo.
Si vas en carro, asegúrate de dejar tu carro en el estacionamiento especial para pernoctar y no olvides que tienes que pagar por adelantado y dejar tu ticket en el tablero del carro para evitar una multa, que son carísimas. Solo puedes pagar con monedas así que asegúrate de tener cambio contigo, nosotros pagamos 5 Francos suizos. Si vas en tren, la estación Saanenmöser esta justo enfrente de la estación de ski.
Una vez en Saanenmöser tienes que tomar la góndola que te llevara hasta la cima de la estación de ski, el boleto redondo cuesta 22 francos suizos por persona, pero si sabes skiar y llevas el equipo adecuado, el día siguente después de haber pasado la noche en el iglú puedes bajar skiando.
El staff de iglu-dorf te dara la bienvenida en el restaurante que se encuentra al bajar de la góndola, nosotros llegamos un poco temprano y aprovechamos para tomar fotos de las espectaculares vistas.
Una vez que el staff nos recibió , bajamos al Iglú, que esta a escasos 100 metros del restaurante.
Cuando haces tu reservación iglu-dorf te manda un correo con toda la información útil para hacer esta experiencia más amena, lo más importante -desde mi punto de vista- es llevar la ropa adecuada, necesitas llevar ropa térmica así como chamarra y pantalón para skiar, por que ademas de protegerte del frío son impermeables, necesitas también zapatos especiales para la nieve, guantes, gorro etc.
Te recomiendan también no llevar maleta, si no una mochila, puesto que solo vas a pasar una noche y no necesitas llevar tanta ropa, de hecho no hay regaderas así que nosotros nos fuimos con el mismo cambio de ropa con el que llegamos y dormimos con nuestra ropa térmica. Es decir en la mochila solo llevábamos: Sandalias, toalla y traje de baño para el sauna y jacuzzi, neceser, ropa interior, y por ultimo gorro y bufanda extra para la noche.
Al llegar al iglú nos dieron un pequeño tour para conocer las instalaciones que son mucho mas grandes de lo que parecen, adentro del iglú hay un restaurante bar, una capilla - si leíste bien, te puedes casar en el iglú- 11 habitaciones y los baños comunes, hay tres tipos de habitaciones, la más lujosa tiene jacuzzi y baño privado, después esta la "Suite romántica" con espacio para dos personas y baño privado -que es en la que nosotros nos quedamos - y por ultimo la habitación para grupos pequeños con baño compartido.
Una vez que nos asignaron nuestra habitación, nos dieron la bienvenida con un tradicional "apero" (tabla de quesos, carnes frías y pan) y "glühwien" (vino caliente)
y disfrutamos de la increíble vista, a las 4 pm se cierran las góndolas y las personas empiezan a descender skiando, por lo que el lugar queda solo y en silencio absoluto perfecto para disfrutar del atardecer.
Después de disfrutar del atardecer, hicimos una caminata por la nieve con un equipo especial que el staff te proporciona, esta actividad no es obligatoria pero si muy recomendable para combatir el frío.
El recorrido no dura más de media hora y puedes apreciar del cielo estrellado o en nuestro caso la salida de la luna llena.
Regresamos de la caminata hambrientos, así que nos fuimos directo a cenar.
El staff del iglú nos preparo un delicioso fondue que acompañamos con una copita de vino blanco, no se recomienda tomar mucho alcohol por que a pesar de que se cree que el alcohol ayuda a combatir el frío su efecto es todo lo contrario, lo recomendable es tomar te lo más caliente posible y mucho para mantenerte hidratado.
Después de cenar, pasamos un rato en el sauna y el jacuzzi -que tuvimos para nosotros solitos- esta actividad se recomienda para calentar el cuerpo un poco antes de ir a dormir.
Todas las habitaciones tienen bolsas de dormir térmicas, y aunque sea difícil de creer no es necesario dormir tan abrigado, yo dormí con mi ropa térmica y un suéter que tuve que quitarme a media noche por que tenia calor, lo que si es muy importante es cubrir muy bien la cabeza que es lo que único que queda a la intemperie.
A la mañana siguiente empacamos nuestras cosas y fuimos a asearnos a los baños del restaurante del centro de ski, en este mismo restaurante nos tenían un bufete preparado para el desayuno que comimos en la terraza admirando la belleza de los imponentes alpes suizos y con eso concluimos esta increíble experiencia.
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